Para la feria del libro
Aquí dejo unos cuantos libros
Ligereza y atrevimiento. Dibujos de Goya
VV.AA
Coincidiendo con la exposición “Ligereza y atrevimiento. Dibujos de Goya”, que hasta el 24 de septiembre podemos ver en el nuevo Centro Botín de Santander, se ha editado un catálogo que, al igual que la exposición, es tan solo la punta del iceberg de lo que será el futuro Catálogo razonado de los dibujos de Goya. Estará dividido en varios volúmenes que verán la luz entre 2017 y 2019, los últimos coincidiendo con el bicentenario del Prado y con la gran exposición que allí se le dedicará, y será el resultado del más que ambicioso proyecto de investigación y catalogación razonada de los dibujos de Francisco de Goya fruto del convenio de colaboración que en el año 2014 firmaron la Fundación Botín y el Museo del Prado.
José Manuel Matilla (Jefe del Departamento de Dibujos y Estampas en el Museo del Prado) y Manuela Mena (Jefe del Área de Conservación de Pintura del siglo XVIII y Goya en el Museo del Prado) son los comisarios y responsables de la dirección científica de la investigación del proyecto. La magnitud de la obra de Goya es tal que permite afrontar su análisis desde distintos puntos de vista y, como se señala en el catálogo del que ahora os hablamos “en casi todos ellos late el mismo impulso de estudiarla bajo el concepto de dualidad, tal y como lo demuestran algunos de los últimos proyectos expositivos: realidad e imaginación, orden y desorden, luces y sombras”.
Ligereza y atrevimiento. Dibujos de Goya, a pesar de su reducido formato, ofrece una amplia visión de la trayectoria de Goya como dibujante, la evolución de su arte y su pensamiento, así como sobre el estado de la cuestión acerca de la compleja catalogación de su obra. Considerados “el diario visual del propio Goya”, los dibujos del artista zaragozano ponen de manifiesto su universo interior y expresan su peculiar visión del mundo.
En el catálogo se recogen los 80 dibujos presentes en la exposición, acompañados de una breve ficha descriptiva. Todos ellos pertenecen a los fondos del Museo del Prado y son representativos de los distintos periodos de la actividad artística de Goya, ofreciendo una selección de cada uno de los Álbumes que posee el museo y de los dibujos preparatorios de las series de estampas que el artista produjo: Sueños, Caprichos, Desastres de la guerra, Tauromaquia y Disparates.
TÍTULO: Ligereza y atrevimiento. Dibujos de Goya
EDITA: Fundación Botín
PUBLICACIÓN: 2017, con motivo de la exposición celebrada en el Centro Botín del 23 de junio al 24 de septiembre de 2017
PÁGINAS: 203 pp.
EDICIÓN BILINGÜE: Español e inglés
Yo fui mi mejor cliente. Memorias de un coleccionista de arte
Heinz Berggruen
El éxito material, la riqueza, me atraían bien poco. Mi mujer y yo nunca nos dimos la gran vida; nunca nos esperó un Rolls-Royce en la puerta. Hemos vivido con la máxima discreción posible; el relumbrón social nunca nos ha interesado. Coleccionar cuadros no tenía nada que ver con todo eso: era mi pasión.
Seguramente os habéis preguntado alguna vez si un coleccionista nace o se hace y si, entre los nombres de los que han pasado a la historia, era mayor la devoción por la posesión del arte a la devoción por el negocio o se mezclaban una y otra hasta donde no podemos entender (es una duda razonable). La respuesta no es fácil, pero lo cierto es que los libros escritos por coleccionistas que hemos leído hasta ahora- estamos pensando sobre todo en este de Beyeler – nos han sorprendido por su tono sencillo y también por su sinceridad; son una buena herramienta para conocer mejor en qué punto comulgan su deseo y su ambición. Este de Berggruen, uno de los más apasionados compradores de obra de Klee y Picasso, resulta muy revelador: de su propia personalidad, de las motivaciones que llevan a empezar a adquirir arte y a no poder dejarlo, de las generosidades y maniobras sucias de galeristas y coleccionistas y de las personalidades de los artistas con los que trató (en algún caso sorprendentes).
Estas memorias, que se publicaron originalmente en 1996 y que se tradujeron al español el año pasado, proporcionan una visión bastante completa de quién era Berggruen (si alguna vez os equivocáis escribiendo su apellido, sabed que a Picasso también le pasaba). No solo da cuenta de las compras, obras y personas que incentivaron su fervor coleccionista, también de aspectos de su niñez, de su formación, de retazos de su vida privada cuando resultan significativos en su interés por el arte y sobre todo de las consecuencias, en su psicología y en sus decisiones, de su obligado exilio de Alemania durante la II Guerra Mundial.
Un primer aspecto a tener en cuenta en la biografía de Berggruen: ni su familia era adinerada ni respiró cultura durante su infancia tranquila en Berlín. La vocación le llegó después, en Estados Unidos, donde trabajó como jefe de prensa, crítico de arte y comisario; en su caso no fue el dinero el que, inicialmente, le abrió puertas, sino más bien el instinto, el talento de apreciar lo que otros no apreciaban, de fiarse de las personas adecuadas -salvo algún tropiezo, que no esconde – y de ir allí donde hervía la creatividad. En sus comienzos, en los difíciles años treinta y cuarenta, la educación del gusto, y no tanto la capacidad económica (sin excluirla), determinaba la posibilidad de adquirir arte. Y una vez iniciado el camino, continuarlo fue su vía natural: dejar de buscar la obra deseada ya no era una opción.
Su primera galería la abrió en París; allí conoció a un Tristan Tzara muy talentoso para los negocios que no dudaba en atraer hacia su casa (hacia su colección) a los visitantes de las exposiciones de Man Ray, bastante más retraído y callado, y bastante harto de la situación. Como su trayectoria fue una concatenación de hechos afortunados, Tzara lo condujo hasta Picasso, y la conexión fue inmediata (con alguna de sus parejas, no tanto; esto tendréis que leerlo).
El encuentro fue providencial, porque derivaría en una relación muy fructífera en lo creativo y sobre todo en lo amistoso. Berggruen vio en él un emblema de su tiempo y seguramente fue el artista al que más admiró, junto a Klee, Matisse y Alberto Giacometti.
Si os preguntáis el porqué del título de la obra, tiene fácil explicación, en relación con las líneas del principio: el alemán se quedaba con sus mejores piezas; en su galería ponía a la venta las que él, por motivos varios, no deseaba poseer o mantener. A algunos clientes de su galería no les sentaba bien debatirse entre descartes, pero a Berggruen no le preocupaba enriquecerse, sino poder adquirir su siguiente obra de fe.
Hizo negocios positivos con un Kahnweiler sesudo y honesto; Peggy Guggenheim le intentó dar gato por liebre. Algunos intentos de exponer su colección no salieron en principio bien (sus Klee en el Metropolitan), de otros siempre se sintió orgulloso (el museo de Charlottenburg). Rivera adivinó que tendría una historia pasional con Frida Kahlo (y sí), se dejó sorprender por el carácter sobrio de Miró y a veces lo incordió el afán protagonista de Nina Kandinsky, de cuya muerte trágica ya nos habíamos olvidado.
No deja de ser emocionante pensar lo que dieron de sí la vida y las pasiones de Berggruen, un tipo que tuvo que huir de su país, fue emigrante, hizo dinero a partir de su sensibilidad y empleó lo que ganaba en hacerse más sensible. Su buen ojo para la pintura se extendía a las personas y tuvo una mente preclara: no juzga, pero sin explayarse demasiado y con elegancia apunta las luces y sombras de los maestros y quienes los rodearon introduciendo al lector como camarada en aquel ambiente. Y era otro mundo.
TÍTULO: Yo fui mi mejor cliente. Memorias de un coleccionista de arte
AUTOR: Heinz Berggruen
EDITORIAL: Elba
EDICIÓN: 2016
PRECIO: 22 euros
PÁGINAS: 283 pp.
Banksy, el arte rompe las reglas
Hettie Bingham
¿Quién es Banksy? Su identidad sigue siendo un secreto bien guardado y a lo sumo cuando se habla de él se hace alusión a dos datos muy básicos y, puesto que no se sabe quién es, no probados: que se trata de un hombre y que se cree que es de Bristol. Las especulaciones son constantes, algunos dicen que podría ser un colectivo, e incluso hay quien se ha atrevido a dar nombres señalando, entre otros, al mismísimo Damien Hirst. En 2016 unos alumnos de la Queen Mary University de Londres realizaron un proyecto de investigación en el que afirmaban haber descubierto la verdadera identidad de Banksy apuntando a Robin Gunningham, un joven cuyo nombre sonaba como posible identidad del artista callejero ya desde 2008, algo que fue negado desde la web de Banksy.
En realidad, poco importa que no sepamos nada acerca de la persona porque sí conocemos al artista, sus gustos, preocupaciones y el tono irónico que imprime en sus creaciones. Para los interesados en conocer mejor cómo piensa, cómo trabaja y cómo actúa este enigmático artista, acaba de ver la luz Banksy, el arte rompe las reglas, un pequeño libro en el que se repasa su trayectoria, desde sus inicios en los años 90 hasta la actualidad; desde sus obras en la calle al salto a las salas de exposición. El libro está repleto de información sobre sus principales obras, pero también se asoma a cuestiones como la legalidad del arte urbano o la división que existe entre los que consideran a Banksy un vándalo y quienes lo ven como un genio, es decir, la eterna pregunta sobre qué es el arte y si el street art lo es… Tampoco falta un capítulo sobre Dismaland Bemusement Park, ni un último apartado con recursos para que quienes se queden con ganas de más puedan seguir indagando.
TÍTULO: Banksy, el arte rompe las reglas
AUTORA: Hettie Bingham
EDITORIAL: Mediterrània
EDICIÓN: 2017
FORMATO: 13 x 17,4 cm, tapa dura
PRECIO: 9,95€
PÁGINAS: 48 pp.