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Arte y mercado


ARTE Y MERCADO

Durante los últimos años del siglo XX hemos sido testigos de importantes cambios que afectan de un modo directo a la manera en que el arte se inserta en nuestra sociedad. La obra de arte ha adquirido en la actualidad una nueva dimensión convirtiéndose en un bien de consumo que forma parte de un comercio en el que se mueven importantes cantidades de dinero. Los precios oscilan en función de gustos y modas que no siempre son posibles de explicar desde un punto de vista objetivo, a la vez que están sujetos a fuertes oscilaciones que dependen de estos factores. Este aspecto ha contribuido notablemente a cambiar la consideración social del artista ya que algunos de ellos han adquirido dimensiones casi legendarias que los convierte en personajes venerados. Es posible que sea por este motivo que el arte en la actualidad está caracterizado por una marcada individualidad: es difícil hablar de movimientos y corrientes artísticas, cada artista busca caminos propios que le distingan de los demás, se experimenta con nuevas formas de expresión que, frecuentemente, implican la utilización de los medios audiovisuales que ofrece nuestra sociedad tecnológica. Esto va unido a otro aspecto esencial: el artista es finalmente libre, la expresión de sus ideas no está ligada al poder político y religioso como sucedía en otros momentos de la Historia de Arte de los que nos hemos ocupado anteriormente. Las pirámides o los palacios son expresiones de poder, los templos clásicos o las catedrales medievales tienen una rígida función religiosa, lo mismo que la pintura o la escultura que va, frecuentemente, ligada a la arquitectura.

El papel económico que desempeña la obra de arte en nuestra sociedad está íntimamente unido, además, a la aparición de una serie de novedosos fenómenos que analizamos a continuación:Los marchantes: esta profesión nació en el siglo XIX. El marchante representaba al artista cuyas obras implicaban una cierta innovación aunque carecían del apoyo oficial. Son personajes dotados de gran sensibilidad y clarividencia, lo cual les permitía apreciar las obras que suponían una innovación y apoyarlas. Realizan propuestas estéticas que crean opinión y cambian el rumbo de la Historia del Arte.

Las subastas: son un fenómeno bastante reciente que se remonta al año 1952 en el que se liquidó la colección de Gabriel Cognac. En cierta medida, la subasta sustituye al marchante y se convierte en el ámbito en el que el coleccionista adquiere las obras de arte. Las dos casas de subastas más conocidas y antiguas son Christie's y Sotheby's, ambas inglesas.

Las ferias: aumenta considerablemente el número de ferias que se realizan por la enorme cantidad de posibilidades que ofrecen a la comercialización del arte. Desempeñan un papel esencial como escaparate internacional en el que se muestran la tendencias del momento en materia de arte. No sólo son espacios abiertos a los especialistas sino que también se convierten en lugares a los que puede acceder cualquier tipo de público. Algunas de las más interesantes son la Bienal de Venecia, que se inició en 1895, la de Basilea, la de Chicago o ARCO en nuestro país, que cada año se dedica a un país diferente, lo cual nos permite asomarnos a lo que se está realizando en materia de arte en diversos lugares.

El coleccionismo: experimenta un increíble desarrollo durante el siglo XX. Los coleccionistas han sido decisivos para establecer qué es determinante para la evolución de la Historia del Arte y qué no lo es. Frecuentemente es un fenómeno que rebasa el simple aspecto económico y puede ser interpretado como el deseo de posesión que crea una obra de arte, su disfrute en soledad. Una de los coleccionistas más importantes del siglo XX fue Peggy Guggenheim, moderna versión de los mecenas del Renacimiento en Italia.

Otro aspecto que ha sufrido interesantes variaciones ha sido el tipo de público que consume arte en nuestra sociedad, cada vez más amplio y más participativo. Una misma corriente artística puede atraer a personas de muy diferente formación cultural y extracción social. A propósito de esta idea, es muy interesante la afirmación del sociólogo Pierre Bourdieu quien considera que el único elemento que tienen en común las diferentes personas que se aproximan a la obra de arte en la actualidad es que han recibido una formación durante su infancia que desencadena en ellos una necesidad cultural. Se acortan considerablemente las distancias que separan al artista del espectador, nunca antes han estado tan próximos. Existen varios factores que contribuyen a esta aproximación:

  • La generación de la educación, que permite a un mayor número de personas acceder a la formación en el ámbito artístico y facilita el consumo de los productos culturales.

  • El crecimiento económico en los países desarrollados. Esto supone la creación de un espacio de ocio que se dedica al disfrute de la obra de arte y, en definitiva, a todas las actividades que podríamos denominar culturales.

  • La universalización del arte. Los artistas de nuestro tiempo quieren llegar al mayor número de personas posible, saltando las clases sociales que marcaban claramente el acceso al arte presente en otros períodos de la Historia del Arte. La utilización de nuevas tecnologías con las que todos nosotros estamos familiarizados facilita este objetivo. El happening es una de las expresiones más concretas de esta idea: supone la implicación directa del espectador en la creación y desarrollo de la obra de arte.


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