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Nueva técnica de masturbación masculina. ¿La pruebas?

  • Foto del escritor: Alan Brito
    Alan Brito
  • 10 jul 2016
  • 6 Min. de lectura

Nuestros cuerpos son máquinas autogestivas de placer, pilares de una sexualidad que poco hemos experimentado como hombres, ya que desde pequeños se nos ha implantado una educación basada en la inhibición de la sensibilidad, a la par de la cultura de masas que convierte al hombre en una autoridad dominante en lugar de forjar una masculinidad que domine las sensaciones corporales, estén ocultas o no.

La mayoría necesita imperativamente la imagen o el cuerpo de una mujer para ejercer la masturbación, ya sea en un video pornográfico, en una revista “para hombres” o con la simple imaginación de alguna persona que le provoque excitación o una tremenda atracción.

Este artículo, además de crear una ruptura con estas prácticas tan comunes –y que pecan de monótonas-, es un llamado a los hombres para emplear la potencia de su imaginación y convertir el trato erótico de su cuerpo en unacto onírico, logrando reducir la dependencia y el papel de la mujer como objeto de deseo. Querámonos y entendámonos como cuerpos individuales para así poder compartirnos de forma más placera con nuestra o nuestras parejas.

Para la sociología y la estadística, los hombres se masturban en mayor cantidad que las mujeres, variando enormemente según el país, la edad y las condiciones económicas de cada sujeto. La autoexploración en esta práctica se presenta como una costumbre cotidiana que dirige su atención hacia la eyaculación, disfrutada como la única forma de consolidar un orgasmo y, a su vez, como un objetivo que se antepone a las paredes de las demás zonas erógenas en el hombre y el interés por encontrar otros caminos hacia el placer mental y corporal.

La primera referencia para la masturbación desde la pubertad es la pornografía, viralizada en la década de los 90 por el fenómeno del Internet, y que hoy contempla el 14 por ciento de las temáticas buscadas en la web. En síntesis, este sistema virtual de símbolos sexuales hermetiza las formas de placer masculino en tres: penetración (vaginal y anal), sexo oral y algunas escenas de fetiches como el footjob, bondage, etc. En todas ellas es inherente la participación de una segunda persona (ya sea hombre y mujer) para que el protagonista disfrute del acto sexual.

La masturbación no es un hobbie o algo aleatorio, sino un acto fisiológico que ha aumentado considerablemente en las últimas décadas. Entre un 41 y 50 por ciento de los hombres que participaron en un estudio en 2007 con 751 personas en el Centro de Estudios Sexuales y Maritales de Long Beach, California, afirmaron masturbarse una vez por día y sentir algo de culpa, como si de una “adicción” se tratase. He aquí la importancia de romper con las formas de masturbación vacías y ligadas a los falsos sistemas morales para entendernos como seres activamente sexuales desde el nacimiento hasta la tumba. Adicionalmente, los participantes expresaron, a través de cuestionarios, que desearían conseguir una pareja para tener relaciones sexuales.

La dependencia sexual (que en términos concretos también va ligada a la dependencia emocional y económica en las parejas de la sociedad moderna) resta toda alternativa de erotización que provenga desde uno mismo y su imaginación. Esto no quiere decir que las demás personas sean eliminadas de nuestra imaginación, sino que ampliemos el recuerdo de las huellas de nuestras experiencias incrustadas en nuestra memoria por dichas percepciones, para utilizarlas como herramientas secundarias en nuestros ejercicios de masturbación. “La

masturbación es una antología sexual, una compilación de los mejores coitos”, diría el cantautor Facundo Cabral, y en ese sentido va la propuesta de la que hablaré.

Para esta experiencia vincularemos el poder de la sonoridad como elemento físico y, al mismo tiempo, autónomo de la música en relación a los distintos referentes sexuales que tengamos en la memoria: los sonidos de los besos, los gemidos, los cuerpos frotándose durante el coito, el sexo oral, etc. En la pornografía se juntanla imagen y el sonido, predominando la primera sobre todas las propiedades del sonido.

En un lugar cómodo y sin ruidos molestos, escucharemos con auriculares cualquiera de las siguientes pistas sonoras del proyecto Binaural Beats, que combinan sonidos reales de actos sexuales y una progresión de ondas binaurales (al final de artículo explicaré su utilidad).

En el mayor estado de relajación posible, cerraremos los ojos para comenzar a controlar nuestra respiración por la nariz y enfatizaremos la sensación de la exhalación por nuestra boca. Con los sonidos reales trataremos de imaginar una situación que nos provoque afinidad erótica, es decir, que logremos acoplar nuestro pensamiento con algún modelo de persona (o alguna ya conocida) con quien deseemos desde un encuentro esporádico hasta varias series de acercamientos sexuales. De igual forma y considerando la subjetividad universal en cuanto a intereses, motivaciones y gustos, no es necesario contar con la imagen mental de una persona, es válido usar cualquier pensamiento que nos genere impulsos eróticos.

Acariciando suavemente todas las partes del pene y de las zonas donde tengamos mayor sensibilidad, iremos aumentando gradualmente la frotación y el ritmo a la par con la pista, para no cometer los mismos errores de masturbarnos como si fuese una línea vertical ascendente que culmine con la eyaculación. Hagamos este ejercicio como si fuera una línea irregular con altos y bajos. Demos a nuestro cuerpo distintas intensidades para conocer nuestras preferencias.

El promedio mundial de duración de las relaciones sexuales es de 19.16 minutos, por lo que la duración de la masturbación es considerablemente menor a estas cifras. Así, nuestro método ha de dirigirse hacia la expansión del tiempo de relajación corporal y la preparación del proceso orgásmico: que no sólo termine con una potente eyaculación, sino con el estremecimiento de piernas y abdomen, sitios del organismo donde se acumulan mayores impulsos de excitación durante la masturbación. Lograr la llamada “piel chinita”, temblores involuntarios y orgasmos más duraderos son algunas virtudes de nuestro método.

Una recomendación es escuchar estas piezas semidesnudo o completamente desnudo, ya que después de algunos minutos, las ondas irán de tus oídos a todas tus extremidades, en un placer de ‘blanqueamiento’ y vibración que te adormecerá principalmente las piernas.

Es importante recalcar que incluso con la ayuda de las ondas binaurales y estas técnicas, experimentar este método puede ser un fracaso si no se tiene el interés generalizado por sentir más allá de lo que estamos acostumbrados.

Las ondas y la música binaurales son progresiones de ondas con determinadas alturas que buscan alterar los estados de la conciencia con ciertos fines: terapeúticos, medicinales o por experimentación artística. Suelen combinarse con sonidos temperados de instrumentos acústicos o sintetizadores, ya que escuchar directamente alguna progresión binaural puede resultar una acción pesada para quien apenas se introduce a ella. En el caso del proyecto Binaural Beats, se ocupan sonidos de actos sexuales para estimular la relajación del cuerpo así como de la imaginación, para proceder al método de masturbación que he descrito en este artículo.¿Cuál es la explicación científica? Nuestro cerebro y sistema nervioso trabajan con ciertas frecuencias de ondas eléctricas que son transportadas desde el nivel parasimpático hasta las 14 mil millones de células nerviosas, número aproximado que integra el cuerpo humano. En 1924, el neuropsiquiatra alemán Hans Berger realizó estudios clínicos y experimentales mediante el electroencefalógrafo (abreviado como E.E.G.) con los cuales determinó el hito científico de que tanto los órganos como los pensamientos se basan en impulsos de cargas eléctricas. Entre las ondas que registra el cerebro se encuentran:– Ondas beta: Abarcan de los 13 a los 40 Hz. Son las más rápidas y registradas por el cerebro cuando nos encontramos en un estado positivo, es decir, en contacto con la exterioridad, en situaciones de alerta y cuando nos planteamos objetivos determinados como transportarnos a la escuela o escribir un artículo.– Ondas alfa: Se sitúan entre los 8 y 13 Hz. Son las que apoyan los procesos de imaginación y relajación, por ejemplo: tomar una siesta, hacer un dibujo, reposar después de comer o escuchar música mientras estamos acostados. Representan una paz interior con el organismo en general, desaparecen miedos, preocupaciones y responsabilidades.

– Ondas theta: Van de los 4 a los 8 Hz. Se caracterizan por ser casi imperceptibles e integrar parte del subconsciente. Pueden ser registradas en momentos de extrema creatividad, en impases de la mente como “shocks” y la asimilación de recuerdos desagradables que la mente va borrando gradualmente, como si fuera un “sistema de seguridad” que no controlamos. Son utilizadas en tratamientos contra la adicción a ciertas drogas por sus propiedades de llevar a un estado psíquico de sueño e hipnosis.

– Ondas delta: Están entre los 0.1 y los 4 Hz. Mis preferidas, ya que estas no son activadas por la mayor parte de las personas, a excepción de espacios mentales donde se recuerda información almacenada por largo tiempo, por ende, estas ondas agilizan la capacidad mnémica (memoria) y por ser las más graves, largas y ondulantes, crean un efecto de “adormecimiento consciente” que funciona perfectamente como terapia de salud mental y relajación corpórea. En las pistas binaurales las personas no escuchan estas ondas o les provoca dolor en los oídos por la enorme densidad que conllevan.


 
 
 

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